El 23 de marzo pasado, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que su país solo aceptaría pagos en rublos por el envío de gas a los países “no amistosos”. El distribuidor de gas búlgaro, Bulgargaz y la empresa polaca PGNiG se negaron a efectuar la operación en moneda rusa. Aseguran que el nuevo esquema impuesto por Rusia no se ajusta al contrato vigente hasta finales de este año.

Desde el Kremlin, el portavoz del gobierno, Dmitri Peskov, explicó que la exigencia de Rusia se debe a la adopción de sanciones económicas contra Moscú, en el contexto de la guerra.

Bruselas: “no deben acceder a las demandas rusas”

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que las empresas energéticas europeas que tengan contratos en euros o dólares no deben pagar en rublos ya que significaría un incumplimiento de las sanciones y un alto riesgo para las compañías.

Von der Leyen precisó que el 97 % de los compromisos comerciales firmados entre Europa y Gazprom recogen “explícitamente” que los pagos serán en euros o dólares.

La dependencia energética que Europa tiene con Rusia

Moscú provee al bloque regional entre el 35 % y el 40 % de sus necesidades de gas. La guerra en Ucrania potenció la preocupación del continente con respecto al faltante energético y reinstaló el debate sobre cuáles serían las opciones para un rápido abastecimiento. Qatar, Argelia o Nigeria son los candidatos para exportar a la zona Euro. Desde Bruselas, impulsan también la puesta en marcha en octubre de un nuevo gasoducto procedente de Noruega. Tras el anuncio del corte de suministro a Polonia y Bulgaria, los precios del gas en Europa se dispararon un 20%.