El Plan Estratégico de Vacunación contra el coronavirus llegó a Puerto Almanza, un pequeño pueblo rural de Tierra del Fuego, situado a 75 kilómetros de la ciudad de Ushuaia, la capital provincia, sobre el Canal Beagle, al que se accede únicamente por una ruta provincial ondulada y de muy difícil circulación en época invernal.

Al otro lado del canal puede divisarse a simple vista la localidad chilena de Puerto Williams, que se asienta sobre la costa opuesta del Canal Beagle, frente a esta localidad fueguina.

«Somos el pueblo más austral de la República Argentina, por mucho tiempo muy olvidado, sin embargo considerados en este plan de vacunación», expresó Carlos Carcamo, vecino de Puerto Almanza y representante de la comisión vecinal del pueblo.

Puerto Almanza se llama de este modo por un aserradero que funcionaba en la zona con esa denominación, entre las décadas de 1940 y 1950, antes de que se instalara el destacamento de Prefectura en 1966, y cuando todavía no existían asentamientos civiles como los producidos en la década de 1990 y a comienzos de 2000, en que se afincó el grupo de pescadores.

Actualmente lo habitan alrededor de 100 y 150 pobladores permanentes, muchos de ellos pescadores artesanales que regentean sus propios proyectos productivos. Los emprendimientos de pequeña escala están focalizados en la extracción de centollas y moluscos y en la pesca de róbalos, aunque también hay proyectos dedicados a la cría de cholgas, erizos y truchas.

Además funcionan allí destacamentos de la Prefectura Naval Argentina (PNA), la Armada y la Policía fueguina.

Para llegar hasta Almanza, la ambulancia del Ministerio de Salud de la provincia tuvo que transitar 40 kilómetros de asfalto por la Ruta Nacional 3, y desviarse hacia el mar por la Ruta J, un camino de ripio que atraviesa bosques de lengas y constantes subidas y bajadas hasta desembocar en el Beagle después de 35 kilómetros de riesgoso tránsito por nieve y hielo.

Carcamo resaltó el «agradecimiento por el esfuerzo de los Ministerios de Salud nacional y provincial y el equipo médico y los choferes, que se animan a entrar a Almanza, cuando a veces los caminos están intransitables».

Campaña de vacunación

El operativo de vacunación, que inició en mayo y ya cubrió a la gran mayoría de los habitantes de Almanza, comenzó esta semana con la inoculación de primera dosis a mayores de 18 años.

La campaña estuvo a cargo del doctor Alejandro Liao, «un taiwanés perdido en el fin del mundo». Liao, quien a los 10 años migró a la Argentina con su familia, se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires, realizó su residencia en medicina general en El Bolsón y desde 2006 se radicó en Ushuaia.

Desde entonces, al tomar conocimiento de la existencia de este paraje, Puerto Almanza, comenzó a hacer visitas asistenciales una o dos veces al mes, junto a enfermeros y choferes.

«Todos los inviernos realizamos la campaña antigripal y ahora, en este contexto, sumamos la vacuna contra el coronavirus, la cual esperaban ansiosos en Almanza», aseguró Liao.

Dado que no hay línea telefónica en la zona, el doctor se comunica a través de un grupo de WhatsApp, donde les comenta las novedades y sus futuras visitas a los vecinos. Algunos tienen internet en sus casas y otros se acercan a la única escuela que hay, donde pueden conectar sus celulares.

Este establecimiento educativo rural fue inaugurado en marzo de 2018, nombrada «44 Héroes del Submarino ARA San Juan», en honor a las víctimas de esa embarcación hundida en 2017, que tocó como último puerto al de la ciudad de Ushuaia.

Si bien siempre la atención fue casa por casa, «desde que está el colegio nos prestan un lugar para atender a los pacientes ahí», donde se citó para vacunar también, explicó Liao.

El médico, que trabaja en el Hospital Regional de Ushuaia y en el área de capacitación y docencia del Ministerio de Salud de la provincia, aseguró que «fue muy emocionante y muy bien recibida» y que «nadie se negó».

Carlos Carcamo y Héctor «Lito» Lavia, otro poblador de la localidad, aseguraron que «como todos los habitantes del país, anhelamos mucho esta vacuna», por lo que fue «recibida con profunda emoción».

Carcamo tiene 40 años y es hijo de una familia de pescadores, «arraigados en la zona desde hace más de cuatro décadas». Junto a sus hermanos, actualmente tiene una planta donde «procesamos lo que pescamos, lo empaquetamos y vendemos en Ushuaia», el principal mercado de estos pescadores artesanales, narró.

En este sentido, afirmó que la pandemia los afectó en lo económico, ya que «dependemos del turismo, que se frenó», pero que confía «en que pronto todo se mejorará de nuevo», aseguró Carcamo, que es bromatólogo y, junto a otras tres personas, es representante de la comisión vecinal de Puerto Almanza y Punta Paraná, una pequeña localidad cercana.

El referente contó que desde hace más de 20 años están «luchando para construir una sala de primeros auxilios», que esperan pronto poder concretar ya que, a partir de la pandemia, «quedaron claras cuáles son las necesidades del pueblo», donde por las bajas temperaturas y el trabajo con el agua en el mar muchos se enferman constantemente.

Por su parte, «Lito» Lavia es un vecino sexagenario que llegó de la Capital Federal a Ushuaia en 1983 y hace ya 11 años se mudó a Puerto Almanza.

Las restricciones por la pandemia, explicó, se vivieron «con tranquilidad» por la poca densidad poblacional, aunque hubo «algunos poquitos casos positivos por el contacto con Ushuaia, donde siempre vamos a hacer las compras», aseguró.