La muerte de Eva Perón llenaba hace 71 años de congoja a los sectores populares que veían en su figura la concreción de los sueños postergados y un símbolo los derechos conquistados gracias a la impronta que le aportó al gobierno de Juan Domingo Perón, su esposo y presidente.

Durante 16 días, del 27 de julio al 9 de agosto de 1952, los sectores populares peregrinaron bajo la lluvia para despedir a Evita, la «abanderada de los humildes» y ese prolongado sepelio que convirtió en uno de los hechos de masas más importantes de la Argentina del siglo XX.

María Eva Duarte nació en la localidad bonaerense de Los Toldos el 7 de mayo de 1919, fruto de la relación entre el estanciero Juan Duarte y su madre, Juana, una puestera de esa zona aledaña a la ciudad de Junín.

En 1935, Evita, quien ya mostraba sus dotes artísticas, decidió viajar a Buenos Aires, donde iniciaría una carrera al participar en películas y radioteatros.

Su vocación política y social se manifestó en los primeros años de la década de los ’40, al participar de la fundación de la Asociación Radial Argentina (ARA), una entidad gremial que supo presidir.

Tras las elecciones de 1946 y de la asunción de Perón como presidente constitucional, Evita asumió un papel relevante dentro del nuevo gobierno, al hacerse cargo de la defensa de los derechos de las mujeres.

Fundó además el Partido Peronista Femenino y fue clave para la instauración de nuevos sindicatos.

En enero de 1950, Eva fue operada de apendicitis y, en esa intervención, se detectaron los primeros síntomas del cáncer de cuello uterino que la aquejaba, según contaron años más tarde los médicos Oscar Ivanisevich y Abel Canónico.

Esa afección, más las presiones políticas de aquellos que no veían con buenos ojos su figura, determinaron el histórico renunciamiento de Evita a la candidatura a vicepresidenta, un hecho que tuvo lugar en un multitudinario acto que la CGT organizó el 22 de agosto de 1951 en la Avenida 9 de Julio, al que asistieron dos millones de personas.

El 11 de noviembre de aquel año las mujeres argentinas votaron por primera vez en elecciones libres, en las que la fórmula integrada por Perón y Hortensio Quijano se impuso con el 63,40 por de los votos.

Con su salud deteriorada, Evita sufragó desde su lecho de enferma en un hospital de la localidad de Avellaneda y la noción de que su final estaba cerca comenzó a ganar fuerza entre los simpatizantes del peronismo.

Una fiscal le acercó la urna y Evita, quien había sido operada recientemente, ejerció su derecho cívico. «Ya voté», dijo lacónica y lloró de modo contenido ante Perón, los funcionarios de su gobierno y las autoridades de mesa.

Eva, de apenas 33 años, entró en coma el 26 de julio, en horas de la mañana y, según la historia oficial, su deceso se produjo a las 20.25, y poco después de una hora, el locutor Jorge Furnot le confirmaba la triste noticia al país por la cadena nacional.

Los restos fueron velados primero en el Ministerio de Trabajo, y luego trasladados al Congreso Nacional, por donde desfilaron durante días cientos de miles de personas para despedir a la mujer que había entregado los mejores años de su vida a su tarea social y política.

Fuente: TELAM