El cotejo era decididamente malo para el Rey de Copas, no pudiendo marcarle un gol a un equipo infinitamente inferior. Pese a eso, el desgaste físico mostrado por el equipo fue bajo, cuidándose y con la cabeza en la semifinal del torneo doméstico.

En un partido que no quedará en el recuerdo por su transcurso o juego, Independiente rompió la modorra a los 83 minutos, en un efectivo centro al área que Silvio Romero capitalizó y mandó dentro del arco en dos movimientos.

Llegó el centro pasado, Silvio Romero cabeceó y ante la estéril participación del arquero, el Capitán metió su pierna y la envió dentro del arco para darle de una buena vez el gol del triunfo al Orgullo Nacional.