Investigadoras de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Conicet trabajan en el desarrollo de membranas regenerativas para el tratamiento de heridas crónicas a través de un método sencillo de aplicar, no invasivo y más eficaz que los que existen actualmente. Los apósitos están pensados para heridas que requieren tratamientos prolongados, como quemaduras y úlceras de pie diabético, y tienen la capacidad no solo de acelerar la cicatrización, sino también de liberar antibióticos.

“Lo que pasa con heridas crónicas como úlceras o quemaduras es que no hay un consenso de cuál es el tratamiento óptimo y los que están disponibles en el mercado tienen sus desventajas”, explica Fiamma Barbieri, becaria doctoral del Conicet que trabaja en el proyecto dentro de la Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (UNC-Conicet).

Entre los métodos que suelen usarse para este tipo de heridas están el desbridamiento, que consiste en la eliminación de tejido muerto para ayudar a la cicatrización, y las membranas de alginato (compuesto proveniente de algas), que promueven la regeneración pero no tienen acción farmacológica. También es frecuente el uso de cremas que contiene sulfadiazina de plata y se consiguen en cualquier farmacia. “Hay estudios que muestran que si bien esta crema es muy buena para evitar infecciones, del mismo modo que daña la célula bacteriana, también termina perjudicando las células de regeneración de la herida. Por lo tanto, retrasa la curación”, señala Barbieri, quien forma parte del Grupo de Investigación Traslacional en Ciencias Farmacéuticas (GIT-Farma).

Como una curita

Una ventaja de las membranas es que se trata de un método no invasivo y fácil de aplicar. “El paciente se cubriría la herida con la membrana, como si fuera una curita y no generaría un dolor adicional. Además, puede lavarse con agua y se disuelve, no es necesario raspar como pasa con una crema”, indica Barbieri. Otro aspecto positivo es que se trata de un apósito transparente que permite ver la evolución de la herida y detectar si hay supuración o cambios de color que podrían indicar una infección.

Además, la membrana está fabricada con componentes biocompatibles, es decir, materiales que tienen buena capacidad para adecuarse al tejido donde son depositados sin generar efectos adversos. Entre estos biomateriales están el alginato y el ácido hialurónico, una sustancia que también es producida por el organismo de forma natural.

Sin embargo, la principal novedad del desarrollo es que posee un sistema de liberación inteligente de fármacos, lo que permite adicionar antibióticos y anestésicos en la misma fórmula. “Estamos trabajando con materiales y fármacos que ya están aprobados por las entidades regulatorias. Lo innovador sería la plataforma y la forma farmacéutica final”, subraya Barbieri.

La versatilidad de la plataforma también permite obtener distintos tipos de membranas, ya que pueden fabricarse algunas con antibióticos (indicadas para heridas infectadas) y otras sin la adición de estos fármacos.

Cerrando heridas

El funcionamiento de los apósitos es muy sencillo. Cuando los componentes de la membrana entran en contacto con el fluido de la herida, se transforman en un hidrogel. Esto permite mantener la humedad necesaria para evitar la formación de costras y favorecer una mejor cicatrización. Además, los antibióticos son dirigidos directamente al blanco de acción y en altas concentraciones, lo que reduce las posibilidades de que se desarrolle resistencia bacteriana.

Hasta el momento, las investigadoras probaron la acción de las membranas en heridas de quemaduras en ratas. “Lo que vimos es que la cicatrización de heridas es significativamente más eficiente que con la crema de uso frecuente ya que la curación es más rápida y ordenada. Ahora vamos a hacer un estudio en ratas diabéticas, simulando una úlcera, para ver cómo funciona”, cuenta Barbieri. También buscarán mejorar la liberación sostenida del fármaco y potenciar su actividad antimicrobiana.

Un objetivo central del equipo es trabajar en desarrollos que sean factibles de transferir a la industria para llegar a la sociedad. Por eso, para que sea más sencillo el escalado, piensan en estas membranas como plataformas a las que se podrían adicionar distintos tipos de fármacos.

De todos modos, Barbieri aclara que para pasar a esa etapa sería necesario que haya una empresa adoptante del producto. “Esto también sería importante para poder probar más adelante el desarrollo en una etapa clínica, ya que requiere otro tipo de financiamiento que nos permita hacer estudios con las buenas prácticas de laboratorio solicitadas por la ANMAT. Ojalá podamos conseguirlo”, resalta.