En un acto encabezado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Economía, Sergio Massa, se presentó el Skyvan PA-51, avión utilizado durante la dictadura cívico militar para los llamados “vuelos de la muerte” de la ESMA y recuperado por el Estado nacional. Del evento participaron también Mabel Careaga y Cecilia de Vicenti, hijas de dos de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti.

Después de casi 30 años fuera del país, la aeronave arribó este sábado al Aeroparque Metropolitano de la ciudad de Buenos Aires, donde fue recibida por familiares de víctimas. La nave, identificada en 2010 y que ya fue empleada como prueba en la megacausa ESMA, permanecerá en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, donde funciona el Museo Sitio de Memoria, y servirá como aporte para la construcción de la memoria sobre el terrorismo de Estado.

Careaga y De Vicenti abrieron el acto recordando a las víctimas de la “Santa Cruz”, su lucha y el camino que recorrieron para poder traer al país el avión. “La historia de este avión, este vuelo y las Madres tiene que ver con los treinta mil desaparecidos, los jóvenes que luchaban por un país mejor, más solidario. Por eso peleaban y seguimos peleando”, manifestó De Vicenti. “Es un legado a para la construcción de la memoria histórica, cuando lo miremos vamos a ver la historia del genocidio”, añadió Careaga.

Al tomar la palabra, el ministro Sergio Massa destacó la importancia de la defensa del valor democrático a partir de la memoria, la verdad y la justicia y recordó los encuentros con los familiares para comenzar a planificar la recuperación del Skyvan PA-51. Consideró en ese sentido que el avión permite seguir “visibilizando la idea de que en Argentina nunca más podemos recorrer las páginas de oscuridad de nuestra historia, nos va a permitir consolidar el camino democrático” y añadió: “El ladrillo que hoy pusimos probablemente sea pequeño, pero permite construir una pared para todos aquellos que quieren derribar la Argentina de derechos”.

La vicepresidenta, por su parte, resaltó la condición humana de las Madres y monjas francesas asesinadas en los vuelos de la muerte. “Son los mismos valores que los de los militantes políticos. Estamos recordando a militantes políticos que los desaparecieron por las ideas que tenían. Quiero hacer hincapié en esos valores, que era la solidaridad, el preocuparse por vivir en un país más justo, con educación, salud, trabajo decente, techo para todos los argentinos y eran capaces de dejar de lado sus propios intereses individuales para entregarlo un proyecto colectivo, a un proyecto de país”, sostuvo.

El presidente Alberto Fernández, quien no pudo estar presente por estar en un viaje oficial en Brasil, dejó un video grabado en el que manifestó la necesidad de que el avión esté en nuestro país “para seguir poniendo en valor la memoria colectiva, nunca olvidar lo que pasó y seguir reivindicando a las víctimas”.

El acto fue acompañado también por la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, los ministros nacionales Eduardo de Pedro, Agustín Rossi, Jorge Taiana, Martín Soria y Tristán Bauer, y el gobernador bonaerense Axel Kicillof, entre otros.

La iniciativa para traer el avión al país surgió de familiares de las víctimas de la Iglesia de la Santa Cruz. A partir de ese pedido, el Estado nacional procedió a la recuperación de la nave y organizó su traslado desde Estados Unidos, donde fue utilizada en los últimos años por empresas privadas para diversos fines.

El Skyvan PA -51 fue uno de los cinco aviones idénticos comprados por la Prefectura Naval Argentina en 1971. Fue hallado en 2010 por una investigación de la periodista y sobreviviente de la ESMA Miriam Lewin, hoy titular de la Defensoría del Público, y el fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo.

Junto al avión, se encontraron también las planillas de vuelo que permitieron probar que había sido utilizado el 14 de diciembre de 1977 para hacer un vuelo nocturno desde Aeroparque para arrojar al mar a las víctimas de la Iglesia de la Santa Cruz, entre quienes estaban Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco, integrantes de Madres de Plaza de Mayo, y la monja francesa Leonie Duquet y Angela Aguad.

El objetivo de los “vuelos de la muerte” era el exterminio de las y los desaparecidos y, a la vez, el ocultamiento de ese crimen. Sin embargo, cinco de los cuerpos aparecieron en la costa atlántica y fueron enterrados como NN, lo que permitió que, casi 30 años después, en 2005, fueran identificados por el Esquipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

A partir de la planilla de vuelo y la identificación de los restos, en 2017 fueron condenados a prisión perpetua en la causa denominada “ESMA Unificada” Mario Arru y Alejandro D’Agostino, exmiembros de la División de Aviación de Prefectura, quienes actuaron de copilotos del fallecido Enrique José de Saint Georges en ese vuelo.